La Mazmorra Gris
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Skull And Crossbones III: The Key To The Cage [ROL]

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Kuvuka

Kuvuka

Recuerdo del primer mensaje :

Skull And Crossbones
The Key To The Cage

Skull And Crossbones III: The Key To The Cage [ROL] - Página 15 Mapa%20Intro%20Tortuga%20Abaco


SIRENIS


Tripulacion:
Intro:

GAUDIUM


Tripulacion:
Intro:


Leidana

Leidana

Skull And Crossbones III: The Key To The Cage [ROL] - Página 15 Avatar10

FICHA:


Sonreí cuando aseguró que mi relación no le afectaría. Ya conocía la perspicacia masculina de mi entorno, por lo que no fue sorpresa tampoco su oferta consecuente, la cual decidí ignorar deliberadamente; pues de otra forma hubiese terminado por abofetearle.
Tras saludar con una ligera reverencia de cabeza, me dirigí al barandal y me aventé al océano. Nadé en dirección al oscuro navío que ahora me pertenecía, y trepé con dificultad, maldiciendo aquella incómoda y pesada falda. Una vez sobre cubierta, un tripulante del Syrenis me recibió anunciándose como enviado de Kath, para entregarme una bolsa. La tomé y revisé el interior, encontrándome con una camisa, un pantalón y otras prendas secas. Sonreí para mis adentros, aliviada de finalmente poder quitarme el incómodo corset. El pirata se aclaró un poco la garganta antes de comenzar a informarme sobre los planes que tenían las capitanas de regresar a la costa en busca de descanso. Asentí levemente, sopesando la idea de regocijarme al calor de una fogata con comida recién hecha y algo que beber. Pero mi vista se posó instintivamente en el navío inglés y la idea fue presurosamente descartada. Iba a quedarme como vigía, a pesar de que las alternativas de escape de nuestros enemigos fuesen casi nulas…

- Envíale mi agradecimiento a tu Capitana e infórmale que me mantendré alerta vigilando mar adentro. Estaré aquí si me necesita. Puedes marcharte. - le despedí, tras lo que el hombre desapareció, supuse, rumbo a las orillas de la isla.

Por mi parte, tenía asuntos en los que pensar mientras esperábamos la rendición del remanente a bordo de la destruída fragata. No creía que durase demasiado, pero tampoco esperaba que dieran el primer paso; teniendo en cuenta la forma en que planeaban defenderse del abordaje, evidentemente estaban dispuestos a hacer caer la cubierta sobre sus propias cabezas si ello conllevase daño alguno hacia nosotros. Bien podríamos haber abierto fuego a discreción, pero - por alguna razón que aún no lograba dilucidar - necesitaba al Capitán de aquella nave, y lo quería con vida.
Luego de dar permiso al descanso de los trioulantes, cerré la puerta del camarote principal detrás de mí, observando a mi alrededor la decoración macabra del entorno, visiblemente marcada por la personalidad sombría de su antiguo dueño. Por encima de todo destacaban las decenas de calaveras apiladas una tras otra sobre un estante que hacía de vitrina a los trofeos que descansaban sobre él. Los cráneos de los que alguna vez habían sido enemigos de Bodvar me observaban ahora con sus ojos vacíos, mientras la luz de las velas deformaba sus facciones angulosas en muecas macabras. En medio, la mesa ovalada de madera oscura - adornada con un ornamento de rosas negras y dos candelabros dorados -  parecía estar esperando la venida del banquete. Podía presentir que estaba dándome la bienvenida. Aquel navío con conciencia propia me recibía de esa lúgubre, y aún así acogedora manera. La luz de la luna se colaba a través de las translúcidas cortinas, bañando los tablones de madera y la enorme cama adoselada de un tenue resplandor mortecino.
Las paredes oscuras parecían iluminarse levemente al tiempo que avanzaba, pasando mi mano por encima del respaldo de los sillones. Caminé sobre el parquet hasta llegar a los pies de la cama, desatando el nudo que afirmaba el corset a mi cuerpo y dejándolo caer al suelo junto con la falda, hallándome por fin despojada de todo lo que hasta el momento había cubierto las heridas de la batalla. Escudriñé los muebles con recelo, en búsqueda de una botella de alcohol y divisé un recipiente de cristal a un lado de la mesilla de noche. Al olfatear el contenido distinguí instantáneamente ese aroma dulzón y amaderado, característico del ron añejo. Desgarré  un trozo de la falda y empapé la tela con el líquido ambarino. Le di un buen trago a la botella para tomar valor y luego me dispuse a limpiarme las heridas. Una mueca de dolor se dibujó en mi rostro cuando el alcohol alcanzó la carne en el primer corte sobre mi costado, aunque, luego de seguir con el hombro y darle otro trago, el escozor se volvió tolerable.

Adamaris

Adamaris

Skull And Crossbones III: The Key To The Cage [ROL] - Página 15 Avatar14
Lily:
Había podido oir ciertos gritos en la orilla, pero si mamá se ocupaba de ellos, no tenía nada de que preocuparme. Quizás después encontrásemos más gente con la que jugar, así que había que buscar rápidamente el tesoro para poder comprar un barco ¡y buscar más tesoros!
-¡Levad anclas! -Exclamé cuando Amir me subió a sus hombros. Era la primera vez que me subían, pues papá Will estaba siempre ocupado, tía Maia prefería jugar a otras cosas y mamá era capitana y yo no quería pasar por encima de ella -¡Waaa! -Exclamé al ver el mundo desde mucho más alto de lo que veía siempre -Puedo verlo todo, ¡estoy más alta que el cielo! -Dije entusiamada, dando saltos y moviendo los brazos para volar como las gaviotas. Me agarré un poco más cuando comenzamos a subir una cuesta, pues casi me caí de espaldas y no quería bajar de mi puesto de vigía.
-¡Cargad los cañones o pasareis el día de mañana en el fondo del mar! -Grité, sacando mi pequeña daga para alzarla al aire, jugando en la altura a que mis tripulantes se encontraban en el barco y yo les daba órdenes desde la parte alta del mástil.
-Amir, Amir, Amir
-Le dije, dándole palmaditas en la cabeza para que me prestase atención -¿sabes que tía Maia me enseñó a pelear? ¿Quieres que te enseñe? -Le pregunté, pero si él no conocía a mi tía, era poco probable que quisiera aprender de ella -Tía Maia es una pirata increíble, tiene el pelo superlargo y blanco y es muy guapa, pero es capaz de matar a los malos con la mirada -Le conté, gesticulando mientras movía las piernas explicándole a la velocidad que ella corría, que era muy alta, dándole ventaja en el combate -Y, y, y, y, y papá Will es muy bueno esquivando, ¡y sabe encontrarme cuando jugamos al escondite! Una vez estuve escondida durante muuucho tiempo y pensaba que había ganado, pero papá Will me encontró sin problemas -Me asomé para mirarlo a la cara -Pero papá Will no es mi papá de verdad, mi papá de verdad es el rey de los piratas, es el mejor de todos por que se peleó con un tigre y ahora lo tiene de mascota en el reino de Davy Jones -Le aseguré, pues papá Will me había hablado de ese lugar y por lo tanto era totalmente real -Me contaron también que salvó a mamá en una pelea contra el tío Davy. ¡Ah, pero el tío Davy es bueno! Esa vez solo le engañó uno de los piratas malos para que atacase a mamá y a la tía -Le estaba contando todo tan tranquila que por un momento me olvidé de lo que estabamos haciendo y, cuando lo recordé, volví a dar órdenes a mi tripulación para que aumentasen la velocidad mientras yo dirigía el barco con el mastil que tenía en mi puesto de capitán, en lo alto del mástil mayor de mi enorme barco.

Nana

Nana

Skull And Crossbones III: The Key To The Cage [ROL] - Página 15 Dulce_11
Spoiler:

/Playa/
~Piratas en general / Kath y heridos~

Retiró con cansancio los mechones que caían sobre su rostro a medida que ayudaba a cavar en la arena para enterrar a los caídos. -Señorita, no se ve muy bien...- le comentó uno de los marineros, Dulce tan solo se limitó a sonreirle con cierto desgano para luego tenderle la pala. -¿Pueden seguir sin mi? Ya saben como disponerlos- preguntó a lo que los presentes asintieron para continuar trabajando. Soltó un largo bostezo para luego levantar sus brazos bien por encima de su cabeza para estirarse, no veía la hora de que todo acabara, comer algo delicioso y luego arrojarse a los brazos del sueño.

Pero no, el destino no le permitía descansar aún. Luego de observar brevemente a lo lejos como Kath y Amir parecían llevarse un poco mejor del mar llegaron a sus oídos gritos de auxilio. Preocupada desvió su mirada hacia el agua para descubrir así que se avecinaba un bote cargado de heridos y Blackboot. La capitana del Gaudium se apresuró a reunir elementos para ayudarlos, tales como ventajes, hilo, aguja y alcohol para desinfectar las heridas. -¡Meted el bote en la arena, que no lo mueva la marea! ordenó la pelirroja justo cuando Dulce se acercaba a ayudar. Había muchos heridos, algunos más que otros, pero había uno en particular que parecía que su vida pendía de un hilo.[/b]

Intercambió miradas con su compañera -Tu puedes- le dio ánimos para luego observar como ella se ponía manos a la obra para salvarlo. Rápidamente la castaña decidió prepararle el terreno por lo que abrió la camisa del muchacho con cuidado para dejar al descubierto la horrenda herida -Estarás bien- para luego hacerse a un lado. Kath había llegado con agua salada para utilizar sus poderes, la chica retiró la madera y luego apoyó sus manos mojadas sobre el corte que no paraba de arrojar sangre manchando los alrededores. Ojalá Dulce pudiera en ayudar más pero no quería ser una molestia para la capitana del Syrenis, se alejó un poco para ayudar a los otros heridos pero sin quitarle el ojo de encima a la pelirroja por si de pronto necesitaba ayuda.

Adamaris

Adamaris

Skull And Crossbones III: The Key To The Cage [ROL] - Página 15 Avatar15
Kath:
Me aparté nerviosa un mechón de pelo que se ponía justo delante de mi cara, intentando mantener la concentración para asegurarme de que la herida se reducía y el sangrado iba parando, cualquier signo de que empeoraba sería suficiente para parar y tomar caminos menos mágicos. Los gritos repentinos del capitán al que estaba curando me sobresaltaron, pero tan solo me mojé las manos para limpiar su sangre, y continué con la curación. Pude respirar tranquila cuando noté que comenzaba a regenerarse lentamente. Estaba muy cansada y sin duda ese poder no era infalibre, todavía le quedaba herida, no era capaz de curarle más  sin descansar primero, y todavía quedaba gente a la que ayudar, pero estaba totalmente fuera de peligro, no era ya una herida mortal, tan solo un pequeño corte.
Me agarré al bote para evitar caerme por la tensión acumulada y me incorporé dando órdenes a todos los que no estaban haciendo nada para que ayudasen a vendar sus heridas y mover el bote hasta una zona más interna, donde pudiera descansar sin llenarse de arena.
-Tú, vigilalo hasta que se despierte -Exigí a uno de los que nos habían ayudado a mover todo, no quería que se encontrase de repente deshorientado y sufriera más heridas. Me giré a Blackboot y, pese a que mi primera intención era fingir que no existia, y lo revisé con la mirada. No estaba herido, por lo que ni me molesté en hablar con él, pasando al siguiente. La tensión podía casi palparse, estaban todos corriendo de un lado a otro siguiendo tanto mis órdenes como las de Dulce. El cansacio comenzaba a hacer estragos en mi capacidad de centrarme y la velocidad de mi curación se ralentizo demasiado. Como si hubiera corrido durante días, mi respiración era levemente pesada. El chico al que estaba curando, que sangraba lentamente por una herida en la pierna, hacía un rato que había perdido la conciencia. Lo intenté, comenzaba a curarse muchisimo más lento que cualquier otra de las heridas, aún quedaban más y tenía que darme prisa, pero el calor del sol se había tornado frío, había demasiada humedad y estaba cansada. Antes de que me diera cuenta, la herida había dejado de reaccionar al agua de sal y otro tripulante me informó de que había muerto. Me sentía mal por él, si hubiera ido más rápido habría podido ayudarle, seguramente en otra situación habríamos acabado mucho antes, pero no daba para más, tendríamos que curarlos con normalidad hasta que me recuperase lo suficiente. Antes de levantarme le indiqué donde enterrarlo, junto al resto de muertos. Will, que había estado ayudando a Dulce en lo que podía, se acercó en ese momento hasta donde estaba.
-Deberias descansar -Me dijo, pero negué con la cabeza, no hasta que no volvieran Amir con Lily, tenía que asegurarme de que estaban bien y que eran reales. Me dirigí hasta Dulce, esperando hasta que terminó lo que estaba haciendo para avisarle de que otro más había muerto.
-Los más graves ya están curados -Le dije, notando que me mareaba un poco, pero no queriendo ceder a las tonterías que decía William -Ves a dormir, termino yo de organizar -Noté que mi compañero se cruzaba de brazos y murmuraba algo, pero no le presté atención. Dulce ya se había ocupado de otros tantos, por lo que los cuatro o cinco que quedaban no necesitaban nada.

Kuvuka

Kuvuka

Skull And Crossbones III: The Key To The Cage [ROL] - Página 15 Ofiofi11


Balthazar Blackboot:

Salte del barco metros antes de llegar a la orilla, empujandolo para acelerar su arrivada a la playa. Aun no habiamos encallado cuando los piratas alli establecidos acudieron a ayudar, siguiendo las ordenes de sus capitanas.
-Extiendan mantas en la arena-
Kath vino enseguida y movilizo a sus hombres pidiendo viveres, agua limpia y trapos, deje que se encargara de la situación y me limite a cargar a los heridos y acomodarlos sobre los lechos improvisados que se dispusieron para ellos, encomendandolos al cuidado de los pocos que poseían nociones de primeros auxilios. Volvi al lugar donde estaba John, al cuidado de su contramaestre, y siguiendo las ordenes de Kath, que era la única capaz de poder salvarle, puse un trozo de tela abultado entre sus dientes para que lo apretara con sus mandibulas y sujete sus hombros mientras la capitana extraia el pedazo de madera incrustado en su abdomen. No me inmute a pesar de los ahogados gritos de dolor del desdichado, los años me habían acostumbrado a los estragos de la batalla y solo me limite a observar el efecto de las habilidades de Kath pronosticando que el hombre afortunadamente sobreviviría.
Nuestras miradas se cruzaron unos segundos cuando John estuvo fuera de peligro, evidentemente aun me guardaba rencor por aquel abrazo que habia tenido con Maia cuando daba a Emmeline por muerta, por lo que supuse que no seria prudente preguntar por mi antigua compañera, aunque estuviera preocupado por no verla entre los que estaban despiertos.
Me aparte de su camino y continue ayudando en lo que pude, vendajes, acomodar huesos rotos, enterrar jovenes sin vida...masticando el amargo sabor de la desdicha.
Cuando todo hubo terminado, lance un suspiro recorriendo con la mirada por ultima vez el panorama, asegurándome que no quedaran tareas pendientes, y finalmente senti que podia dejar de lado el deber por un momento para concederme el deseo de volver a verla. Me subi entonces al esquife, remando hacia el navio negro en el que la había reconocido horas antes.
Aunque sentía su presencia, el majestuoso barco se encontraba casi desierto, al parecer la mayor parte de la tripulacion habia caido durante la batalla. Intente disimular la ansiedad que se agolpaba en mi pecho, avanzando entre los pocos sobrevivientes, quienes al reconocerme, me dejaban avanzar libremente.
Al llegar a la puerta de madera la entreabrí para encontrarme con aquella mirada en sus ojos color jade que tanto extrañaba.
-Mademoiselle-
Le sonrei, encantado por su hermosura, que aun despues de tanto tiempo lograba desconcertarme cada vez que la veia, tal como aquella primera vez en el bar de Tortuga. Al precatarse de mi presencia se tapo con una de las sabanas, pero cuando me reconocio la dejo caer lentamente descubriendo su blanca y delicada piel, la silueta de su desnudez me golpeo como una bala de cañon, inchando mi pecho con un suspiro, que se fugo de mis labios en un jadeo involuntario, sin poder retomar el ritmo normal de mi respiracion.
Camine hacia ella incapaz de soportar la distancia que nos separaba, y al sentarme a su lado note las heridas que la batalla le habia dejado como saldo, maldiciendo por dentro el no haber podido estar junto a ella para protegerla.
-Dejame a mi-
Le pedi tomando el paño y empapandolo con un poco de ron.
-Esto te dolera un poco-
Adverti antes de limpiar primero la herida de su hombro, y luego deslizándome por su espalda hasta la de su costado, intentando concentrarme en mi tarea y evitando que la entrecortada respiración que se escapaba de mis labios para encontrarse con su nuca me delatara.
Habia perdido una de las mangas de mi camisa improvisando un vendaje para John, la otra no era suficiente para cubrir su hombro y su costado, por lo que decidi simplemente quitarmela para deshacerla en varias tiras de tela.
-Al que te haya hecho esto...-
Aprete la mandibula conteniendo una amenaza, mientras recubria primero la herida en su hombro, y luego bajaba a su costado, acercandome al punto que mis labios rozaban su cuello cuando miz brazos rodeaban su abdomen para vendarla, sintiendo que su intoxicante aroma me despojaba lentamente del control sobre mis manos, que una vez culminado su labor comenzaban a abandonar el lugar donde se posaban para recorrer su piel con tiernas caricias.
-¿Asi se siente mejor?-
Pregunte por sus heridas, segundos antes de dejar que mis labios se encontraran con la parte de atrás de su cuello y comenzaran a escurrirse lentamente por su espalda.
Parte +18:

Nana

Nana

Skull And Crossbones III: The Key To The Cage [ROL] - Página 15 Dulce_11
Spoiler:

/Playa/
~Kath y heridos / Davy~

La joven castaña hizo lo mejor que pudo con los heridos, ella no era doctora pero se las apañaba lo mejor que podía. -Esto te dolerá un poco- le notificó al marinero que estaba atendiendo, -No te preocupes preciosa, soy un hombre fuerte- respondió este agrandando su ego pero pronto soltó un aullido de dolor cuando sintió el ardor del alcohol sobre una profunda herida -¿Ah si?- respondió ella con una pequeña sonrisa burlona en sus labios. -Terminamos- le dijo finalmente para luego dar media vuelta para alejarse, en ese momento sintió como la mano de aquel marinero le propinaba una nalgada al son de -Muchas gracias Doctora-. Dulce no lo dudó ni un segundo por lo que rápidamente volvió a darse vuelta y le propinó una fuerte bofetada en la mejilla -De nada- le respondió con una furia apenas contenida para finalmente alejarse, justo cuando Kath se acercaba a ella.

La expresión de su rostro se suavizó cuando vio como su compañera no había tenido problemas en salvarle la vida al muchacho, apenas le había quedado una pequeña herida, aunque no todo eran buenas noticias, otra persona había muerto. -Es una lástima- dijo la castaña sacudiendo ligeramente su cabeza. -Los más graves ya están curados- le dijo su amiga con cierta dificultad, de la notaba muy cansada haciendo que Dulce comenzara a preocuparse -Ves a dormir, termino yo de organizar- la joven hizo una mueca torcida en sus labios a modo de desaprobación -Muchas gracias, pero tu también has hecho demasiado- desvió su mirada hacia Will unos segundos -Muchas gracias por la ayuda también- volvió a clavar su mirada sobre aquellos orbes violáceos -Siéntate cerca de la fogata aunque sea para recuperar fuerzas, también algunos marineros están comenzando a cocinar algo- le dijo esperando a que la chica no fuera tan obstinada e hiciera caso a su consejo.

Con una sonrisa se despidió de ambos para luego acercarse brevemente a John y examinarlo, realmente los poderes de la pelirroja eran asombrosos. -Voy a tapar la herida para que no vaya a infectarse- dijo para luego con mucho cuidado vendarlo lo mejor que pudo sin moverlo demasiado. -Trae agua y comida apenas esté lista por si él se recupera- le ordenó a un pirata cercano para luego volver a ponerse de pié y alejarse. Regresó nuevamente con Davy y se recostó a su lado al mismo tiempo que soltaba un largo suspiro de alivio. Su vista se quedó fija en las estrellas del cielo hasta que de pronto cerró sus parpados para sumergirse en un profundo sueño.

Leidana

Leidana

Skull And Crossbones III: The Key To The Cage [ROL] - Página 15 Avatar10

FICHA:

Hice una mueca al descubrir que no iba a lograr llegar hasta el final de la herida por mí misma, así que lo ya hecho debería bastar de momento. Tampoco iba a desperdiciar el ron sin sentido…
El sonido de los goznes de la puerta hicieron que me sobresaltase sobremanera, y mi único reflejo en aquella situación de vulnerabilidad fue tomar lo primero que mi mano pudo encontrar e intentar cubrir mi desnudez.
La voz de Balthazar llegó desde el otro lado de la habitación, despojándome tanto de ese repentino arrebato de vigilia, como de la sábana con la que había cubierto mi cuerpo…
Los latidos de mi corazón incrementaban su velocidad a cada paso que él daba en mi dirección. No tuve el valor para moverme, y aún si lo hubiese hecho, no podía estar segura de que mi cuerpo hubiese tenido las fuerzas para obedecer. Cuando finalmente se sentó a mi lado, nuestras miradas se encontraron y pude discernir en la suya un dejo de amargura.
Asentí  levemente cuando solicitó ocuparse de mis heridas. Le di la espalda y dejé que sus manos las recorrieran, ignorando el dolor que provocaba el alcohol al alcanzar la carne viva. Y notando cómo sus dedos, lejos de limitarse únicamente a ellas, comenzaban tímidamente a explorarme la piel, erizándola en su trayecto. Sus labios se posaron en mi cuello, haciéndome arquear la espalda y exhalar un suspiro. Acaricié su mejilla con mi mano, reposando mi cabeza sobre su hombro, y busqué sus labios para besarle sin pudor alguno...
Aquel momento en que por fin fuimos uno - a pesar de habérseme antojado demasiado corto - quedaría grabado en mi memoria hasta el día de hoy, igual de vívido, igual de perfecto.
- Quizás deberíamos reunirnos con los demás… - pensé en voz alta mientras trazaba pequeños círculos imaginarios sobre su pecho con mi dedo índice. Me acomodé un poco sobre su hombro. No era que me apeteciera apartarme de su lado aún, pero no tenía elección. A pesar de que al momento parecíamos haber dominado la situación, no estaba por completo segura de que los ingleses se abstendrían de intentar escapar.
- Dulce ha tenido una visión. Una emboscada… - digo en voz baja, mientras deslizo mis dedos por su cuello hasta su barbilla. – Han posicionado los flancos de tiro hacia arriba, apuntando a la cubierta. Prefieren volarse a sí mismos antes de que los capturen, y a nosotros con ellos. Hay que dar un poco crédito a su osadía… - acaricio su mejilla suavemente, pasando por encima de su barba espesa. – Aún así, no durarán demasiado en las condiciones en las que se encuentran. Si el Capitán desea salvar a sus hombres, se rendirá… - le obligo a mirarme y me esfuerzo por alcanzar sus labios una última vez antes de abandonar el lecho. – Llegado el momento, Dulce y yo nos encargaremos de negociar.
Me vestí lentamente. Sopesando pensamientos que había comenzado a formar. Balthazar había estado mucho tiempo conectado a la marina inglesa, él mismo había sido teniente. A pesar de que había luchado a nuestro lado, cabía la posibilidad de que guardase cierta empatía para con quienes habían sido sus compatriotas tiempo atrás. Ciertamente no con Hawk, pero por alguna razón intuía algo diferente con Craver.

- Necesito que me digas lo que sabes sobre él…

358Skull And Crossbones III: The Key To The Cage [ROL] - Página 15 Empty Final no oficial 1/3 Lun Ago 16, 2021 5:27 pm

Adamaris

Adamaris

OFF. Bueno, como es evidente que ya no vamos a seguir Skull y de todas formas dudo que nadie entre o se entere de que estoy haciendo esto, voy a dejar aquí un final que se me ocurrió tras releer el rol completo por pura nostalgia. Además, sin permiso por que no me apetece pedirlo, añado una escena que Kairi y yo teniamos planeada desde hacía MUCHO tiempo [sin exagerar, facilmente estaríamos cuando acababan de encontrarse Amir y Kath], pero que me gustó demasiado como quedaba y una vez escrito, alguien debe leerlo.
Además, no me voy a molestar en poner las fichas, con el avatar va de sobra.


FINAL NO OFICIAL 1/3
[O si, ya que no parece que vaya a haber otro]



Skull And Crossbones III: The Key To The Cage [ROL] - Página 15 Avatar15
Me estaba esforzando por mantenerme despierta y alerta hasta asegurarme de que Amir y Lily volvían, pese a que la inquietud de no verlos en aquella isla maldita no estaba ayudandome a concentrarme. Si la batalla había acabado o tan solo estaba parada no era demasiado relevante, necesitaba seguir en movimiento. Comencé a tropezar más de lo que era habitual en mi, tenía que parar, incluso si Amir no era un fantasma de mi recuerdo, las noches anteriores habían sido igual de pesadas que todas las que me acompañaban desde hacía años y mi mente se sentía saturada al estar parada después de tanta lucha. Me caí en la suave arena al golpear un trozo de madera que había semienterrado y fue el límite. Necesitaba descansar. Will, que se acercó rápidamente a donde estaba, me ayudó a levantarme para ir hasta la orilla del agua y curarme la herida levemente. Estaba llena de porquería y me sentía sin energía, pero pude hacer que dejase de verse tan fea.
-Yo te la vendo, duerme un rato -Me dijo con voz suave, probablemente intentando incitarme al sueño, pero le gruñí y me levanté, volviendo con todos los demás. No iba a dormir hasta que volvieran.
Los párpados me pesaban cada vez más. Miraba fijamente el horizonte pero sin realmente ver nada, tan solo para tener algo en lo que mantener mi foco de atención.
Mis pensamientos eran cada vez más complicados de mantener en funcionamiento, no podía enfocar demasiado la vista y mi cabeza se balanceaba hacia delante cuando perdía durante un momento el control. Cada parpadeo me hacía ir a un lugar diferente, una batalla, una taberna, un camarote...
-Ya han vuelto -Me dijo la voz de Will a quien no sentí acercarse. Eso me espabilo ligeramente y busqué alrededor. ¿Dónde estaban? Me incorporé para buscarlos, pero un suave peso me lo impidió y al cerrar los ojos todo se puso completamente negro.

*********
Me desperté sobresaltada y en guardia, echando la mano al cinturón donde debería estar mi espada. Miré alrededor intentando centrarme. La batalla en la isla, todavía debíamos luchar. ¿Qué había pasado? ¿Cómo había llegado a un barco? Notaba que el navío se movía, así que alguien había al mando, pero no tenía ninguna luz en él y solo podía ver lo poco que me enseñaba la luz de la luna.
Ya despierta, mi mente corría veloz por los pensamientos que se agolpaban, las preguntas y los recuerdos, si es que no se trataban de un sueño, aunque eran tantos que no tenían demasiado sentido. Una gran punzada de dolor me recorrió el cuerpo al intentar levantarme y casi me caí de la cama, tirando mi espada que se encontraba apoyada cerca. La cogí al notar que la puerta se abría, pretendiendo defenderme para escapar.
-¡Kath! -Exclamó Maia, antes de asomarse para avisar a alguien de que estaba despierta y venir corriendo a ayudarme, pues no era capaz de mantenerme de pie. Me agarré a ella con fuerza, intentandolo de todas formas -No seas estúpida, tienes que descansar -Gruñó, aunque su forma de tratarme era mucho más delicada de lo que recordaba.
-¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Lily? -Le pregunté todavía confundida, viendo todas las vendas que tenía en el cuerpo, igual que ella. Ignoró mi pregunta, resumiendolo en que estabamos en el Syrenis y que me tranquilizase -¿Dónde está Lily? -Pregunté una vez más, ya tumbada en la cama. Maia intentó ignorarme, pero tras intentarlo varias veces, me dijo que estaba durmiendo. Quise saber dónde estaba exactamente, pero estaba claro que su paciencia con los enfermos había llegado a su máximo y resopló, enfadada, maldiciendo a Will.
-Maia, ¿qué ha pasado? -Le pregunté, insistente, pero ya no sirvió de nada, me obligó a quedarme tumbada y a callarme mientras fingía que me miraba las vendas, pero estaba claramente más atenta a los ruidos del barco. Unos pasos apresurados se comenzaron a escuchar por el pasillo y, poco después, Will entró por la puerta bruscamente.
-¡Kath, por fin! ¡Gracias al cielo! -Exclamó, acercandose a abrazarme, momento que Maia se apresuró a escapar de allí, diciendole que la próxima vez se despertase más rápido.
-¿Qué ha pasado en la isla? ¿Cuánto llevo durmiendo? ¿Dónde esta Lily? -Tenía otra persona en mente pero me daba miedo preguntar. Will, más suavemente que Maia, me tranquilizó para poder responder.
-Lily estaba preocupada por ti y no quería irse de tu lado, asi que cuando se ha dormido, nos la hemos llevado para que descansase -Explicó, mientras encendía un par de velas para que hubiera algo más de luz. Esperé a que me contase más cosas y él lo evitó tomandose demasiado tiempo en asegurarse de que las velas no se apagaban.
-¿Qué es lo último que recuerdas? -Preguntó, dubitativo, aún sin mirarme, lo que hacía que aumentase mi miedo a que eso que yo tomaba en parte por sueño fuera tan real que se hubiera roto. Con la voz algo cortada, resumí lo que recordaba. La batalla en el mar, volver a tierra, curar heridos y dormirme en la arena.
-Aprovecharon que teníamos la guardia baja -Murmuró, todavía sin mirarme -La capitana Dulce seguía despierta así que se ocupó de organizar a todos -Apartó la espada de mi lado y se sentó -No conseguiamos despertarte, así que Maia dijo que te llevabamos al barco, pero en la playa no es que sea especialmente dificil acertar un cañonazo -No me gustaba la dirección que tomaba esa conversación, ¿cuantos habían muerto? ¿quién había muerto? Abrí la boca para preguntar, pero Will negó, sin dejarme decir nada.
-Fue... un caos, estabamos huyendo hacia el Syrenis cuando un cañonazo dio junto a vosotros, Maia te llevaba al barco con Cabrera. Cabrera... bueno... se llevó la peor parte, os hizo de barrera pero ambas salisteis malheridas, pensabamos.... pensabamos que no ibas a sobrevivir... como él -Añadió antes de respirar hondo y ponerse de pie para dar vueltas de nuevo por el camarote. No podía ser, ¿a cuántos habíamos perdido? Me sentía horrible por que hubiera tenido que morir él para que yo pudiera sobrevivir, pero me impacientaba no saber lo que más me importaba.
-No te levantes -Dijo repentinamente cuando intenté colocarme en otra posición, pero me miró hasta que me quedé como estaba -Tienes todavía heridas que pueden abrirse y no voy a despertar a nadie a esta hora -¿Qué hora era? Miré hacia la ventana -No queda mucho para la madrugada, hemos estado vigilandote para que no te despertases sola y darte agua y comida, aunque... ha sido casi todo líquido -Hubo un largo silencio, parecía que hubiera perdido el hilo de lo que estaba contandome, esperé, realmente sin ganas de saber más, pero queriendo llegar al final. Will suspiró al ver que no se me olvidaba y siguió moviendose en cuanto comenzó a hablar.
-No se si nos dieron por muertos... si decidieron dejar que nos desangrásemos o qué, pero los barcos enemigos se marcharon
-Solté parte del aire que estaba reteniendo, era eso parte de lo que quería oir, que no nos estaban siguiendo, que no seguiamos en una batalla y, sobre todo, que estaba por saber lo que quería -Pudimos organizarnos sin problemas, no eramos muchos los que todavía podiamos movernos -Me dijo, haciendome ver que fuera lo que fuera que él había hecho nos había salvado al mantenerlo protegido. Intenté preguntar otra vez, pero no me dejó, empezando a enfadarme -Él está bien -Dijo simplemente, como si no fuera algo importante, probablemente porque para él no lo era. Pero esa noticia consiguió relajarme. Lily y Amir estaban bien y no había sido un sueño.
-Estaban muy lejos y aunque volvieron en cuanto escucharon el primer cañonazo, mantuvo a Lily lejos, porque quería ir corriendo a ayudarte. Cuando por fin pudieron acercarse, estabas tan... mal... tan herida... que casi le da algo, aunque conseguimos que ayudase mientras te curaban de urgencia
-Me apoyé bien en la almohada y cerré los ojos, haciendo que William se preocupase de que fuera mucha información y prefiera dormir. Negué con la cabeza, simplemente me sentía cansada, pero quería escuchar todo.
-En cuanto pudimos, nos alejamos de la orilla
-Asentí con suavidad, pero él entendió que no era eso lo que yo quería saber -Llevaba varios dias aquí sin querer apartarse ni salir, así que hemos convencido de que duerma con Lily por hoy, tiene pesadillas de nuevo -Había abierto los ojos en cuanto dijo "varios días", así que lo miré
-¿Varios días? ¿Cuanto llevo inconsciente? -Le pregunté, haciendo que tras un segundo, mirase alrededor, intentando evitar mi mirada.
-He perdido la cuenta, creo que dos semanas -Esta vez si que tuvo que sujetarme pues pretendí levantarme para ir a ver el estado de todo el mundo, pero su fuerza era mayor que la mía y acabé por tumbarme de nuevo -Para, por favor -Me pidió, sujetandome cuando ya estaba quieta -Los iré a llamar cuando amanezca -Aseguró, así que me quedé tumbada, esperando si quería contarme algo más.
-¿Tienes hambre? ¿Sed? ¿Necesitas ir a...? -Dudó, pero no terminó la frase. Negué con la cabeza y volví a cerrar los ojos. Escuché un poco más lo que me contaba, pero acabé por quedarme completamente dormida.

*********

Lentamente, volví a despertarme. Todavía me sentía cansada, pero había voces a mi alrededor que no me dejaban descansar del todo. Se oían gritos en el pasillo que parecían intentar mantener baja la voz, pero no lo conseguían.
-Bajad la voz -Les pedí, haciendo que todas se quedasen completamente en silencio. La puerta se abrió y Lily entró corriendo, soltandose de Will, que intentaba sujetarla.
-¡Mami! -Subió corriendo a la cama y casi me saltó encima, pero Will le gritó que tuviera cuidado, así que frenó, sin llegar a rozarme, pero empezando a llorar. Le limpié las lágrimas con suavidad y tiré de ella, aunque se sintió como un disparo su peso sobre las heridas y no pude evitar soltar un quejido, que la hizo levantarse asustada.
-Ten cuidado -Dijo Will, acercándose a ver si todo estaba bien. Respiré hondo, intentando alejar el dolor y centrarme en otra cosa. no me sorprendió ver a Amir acercarse, aunque solo se quedó a un lado sin decir nada, pero sin apartar la mirada.
-¿Estás bien? ¿De verdad estás bien? -Preguntó Lily angustiada mirando lo que hacía Will con las vendas. No había heridas abiertas.
-Estaré bien en unos días -Le aseguré -, tendrás que ser buena hasta que pueda levantarme, ¿vale? -Asintió rápidamente y volvió a acercarse, esta vez con más cuidado. La abracé, dándole un beso en la cabeza y acunandola un poco, notando como volví a a llorar. Me estaba destrozando ese movimiento, pero no quería asustarla más.
-Vamos, Lily, tu madre necesita comer algo y reponerse -Dijo Will rato despues, tras mirarnos alternativamente a Amir y a mi durante unos segundos, haciendo que Lily, que ya estaba más tranquila, se levantase rápidamente para ir a prepararme algo de comida. El dolor debió escribirse en mi cara, pues Wil se apresuró a cogerla en brazos, echándosela al hombro.
-¡Noo, me secuestra! -Exclamó, pataleando, pero riendose con normalidad, aún con lágrímas por la cara -Mamá, mamá, papá Will me secuestra -Will le dijo que no le llamase así, pero lejos de tomarselo como una petición, Lily entendió lo que no era y comenzó a llamarlo capitán Barba-no-barba, mientras se alejaban. Sin Lily encima, me puse la mano sobre la herida que estaba pulsando desde que se había apoyado en ella y respiré otra vez para hacerlo desaparecer.
-Da igual -Murmuró Amir, acercándose a mirarme las heridas, tal como había hecho Will momentos antes. Aparté el brazo para que mirase, aunque no fui capaz de mirarlo a los ojos. Se volvió a quedar en silencio, demasiado centrado en mis heridas para ser tan solo eso.
Todavía me daba miedo mirarlo por si desaparecía, pero con el pelo arreglado, sin la barba tan desastrosa y una coleta hecha para quitar el pelo de en medio, al menos no sentía que iba a encontrarme a un extraño. Le aparté un poco de pelo de la cara, rozandolo suavemente con los dedos, haciendo que por fin me mirase a mi y no a las vendas.
-Lily también pone esa cara cuando esta pensando algo -Le dije con una pequeña sonrisa, intentando saber qué le pasaba. Estaba serio, lo cual no significaba nada bueno, al menos en ese momento, pues no me apetecía discutir. Le cogí la mano con la que mantenía abiertas las vendas, y noté como la mantenía un momento pero enseguida dejó la tela para sostenérmela. Incluso así, no dijo nada.
-¿Encontrásteis el tesoro? -Le pregunté, parecía algo incómodo y simplemente negó con la cabeza. Habían vuelto enseguida, tal como me había contado Will.
-Apenas llegamos a entrar en la selva -Dijo, notando por su voz que sí había algo que estaba molestandole. Nos quedamos en silencio y quietos, pese a que no era algo que yo pudiera elegir, mientras la luz del sol se iba moviendo por la habitación, ilumnando cada vez mejor el camarote hasta que, por fin, la grave voz de Amir interrumpió el silencio.
-Quedémonos en tierra -Pidió en voz baja, pretando mi mano, pero me negué, no quería abandonar el mar. Su mirada estaba llena de sufrimiento y estaba angustiado, probablemente no habían sido dos semanas muy entretenidas, pero tan solo necesitaba recuperarme, no huir de todo.
-Por favor, Katherine... -Murmuró, apoyando su cabeza en mi hombro, el que no tenía herido -, no soportaría perderte -Notaba sus manos temblando ligeramente, así que las preté un poco. Seguía sin querer ceder, pero intenté ser algo menos dura o al menos poder llegar a un acuerdo.
-Siento haberte preocupado -Negó y le di un beso en la cabeza, donde pude ya que no se quitó enseguida y no quise presionarlo para hacerlo, acariciandole el pelo con suavidad -Me recuperaré -Le aseguré cuando por fin se incorporó, y obviamente eso no era lo que quería escuchar. Su gesto se torció -¿Podemos hablarlo más tarde? -Seguramente él tampoco quería discutir sobre eso, ya que rápidamente aceptó dejar el tema. Ignorando sus peticiones de que no me moviera, me acerqué hasta poder apoyarme sobre Amir, pero no tardé en deber volverme a tumbar, pues noté algo abriendose en mi costado.
-Te has hecho daño... -Gruñó dulcemente y se levantó para ayudarme. Al notar que se quitaba, un pánico nació en lo profundo de mi garganta y me agarré con fuerza a él.
-No te vayas -Le supliqué, casi colgandome a su brazo para que no pudiera huir. No  quería quedarme sola, ahora que estaba despierta me daba todavía más miedo que se marchase y volver a perderlo. Una sonrisa se extendió por su rostro.
-Nadie va a impedirme estar contigo -Me pasó la mano por la cabeza y el pelo, intentando tranquilizarme -, pero necesitas descansar -Negué con la cabeza rápidamente, aferrándome aún más y escuchando un bufido de resignación que sonaba demasiado alegre para que fuera mal recibido. Con mucho cuidado, Amir me movió suavemente para poder tumbarse  a mi lado y por más que se quejó, me apresuré a apoyarme sobre su pecho para poder escuchar el sonido de su corazón, tranquilizandome con ese sonido. Me rodeó con la mano y empezó a jugar distraídamente con un mechón de mi pelo.
-Te quiero -El tono de su voz era dulce, parecía el ronroneo de un felino. Intenté no llorar, incluso aunque las lágrimas empezaron a escurrirse por mi cara sin poder controlarlas. Por fin estaba siendo consciente de que Amir estaba conmigo. No estaba muerto y lo había encontrado. Por fin.

*********

Un par de días después, aunque no debería ser así, seguía sin mejorar. Me notaba cansada y la cabeza me pesaba, así que me mantenía en la cama mucho más de lo que había estado al principio tras despertar. Lily estaba preocupada, y aunque había intentado calmarla, no sirvió de nada cuando se dio cuenta de que mi temperatura era muy alta. Gimoteó pidiendome que no me volviera a dormir otra vez, mientras Will se apresuró a ir en busca de Maia.
-Solo estoy cansada, Lily... en un par de días se me pasará -No pudimos hacer que durmiera fuera esa noche, se quedó a mi lado sin que Will, Maia ni yo consiguieramos convencerla de lo contrario -Te ha robado el sitio -Le dije a Amir cuando apagó las velas para evitar despertar a nuestra hija, que ya llevaba un buen rato dormida. Ignorando lo que dije, suspiró profundamente, sentandose a mi otro lado para acariciarme la cabeza.
-Paremos hasta que te recuperes del todo -Me pidió hablando bajo. Quise volver a negarme, pero me impidió replicar -Pensé que... Cuando volvimos a la playa estaba todo lleno de sangre, no te movías, no respirabas -Notaba el miedo en su voz, probablemente por que las imágenes estaban dando vueltas por su cabeza -. El chico que estaba contigo quedó despedazado y aunque paró gran parte de la potencia del cañonazo también te golpeó a ti. ¡Estabas muerta, Kath! -Lily se movió a mi lado y eso fue suficiente para que Amir desviase la mirada a la pequeña y luego a mi, antes de bajarla. Respiró hondo, intentando controlarse, antes de acariciarme la cara para quitarme una lágrima que se había escapado.
-Lo siento... no quería gritarte -Me dio un beso en la frente, volviendo a mirarme a los ojos y aunque sonreía solo podía ver el miedo y el dolor de lo que había ocurrido. No quise saber nada más de eso, supuse que alguien consiguió hacer que volviera a funcionar pero prefería no saberlo.
-Solo hasta que te recuperes del todo... -Me pidió de nuevo, agachandose para que no tuviera que levantar tanto la cabeza. Suspiré, mirando al techo. No podía quedarme mucho para conseguir recuperarme, al menos eso esperaba, y si parabamos un poco al menos tendríamos tiempo de hablar con Lily, dando tiempo a que conociera a su padre sin tener que estar preocupada por batallas. De cualquier forma ibamos a tener que parar en un puerto a reabastecer el Syrenis y hacer los arreglos que fueran necesarios, recuperar tripulación. Me rendí a la evidencia. Necesitabamos parar.
-Hasta que me recupere -Acepté, aprovechado para mencionar el dolor punzante de la herida que tenía en la pierna, la que todavía no se había curado y que, una vez totalmente despejada, era evidente que se me había infectado. Habría sido un hecho grave y la alarma habría puesto a todos en tensión, pero teníamos rumbo, de forma que por la mañana le pedí que avisase a todos, mientras Lily desayunaba. Por suerte, no éramos muchos, y tanto mi salud como la de la tripulación, la falta de provisiones y toda la batalla de la isla hizo que nadie se negara a una parada de descanso. En cuanto Amir volvió a colocarse junto a mi, Will salió del camarote, pero estaba muy cansada para preocuparme por ello en ese momento. Estabamos lejos del puerto al que podíamos acceder más cercano, por lo que dejé a Maia al cargo del liderazgo hasta llegar.

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Adamaris

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Aún sentía el tenue vacío que embriagaba mi corazón desde hacía un par de días. No estaba triste, pero había cierta desazón que hacía que volviera a llenar mi vaso con el dulce sabor de un ron sacado a escondidas de la cocina. Suspiré por no sabia ya cuántas veces. Quizás ninguna, quizás muchas. Cien o cero no era una diferencia tan grande, pues ya sabía lo que iba a pasar desde que vi a Amir en la mazmorra.
El vaso iba ya por la décima mitad cuando escuché un ruido en el pasillo. Sopesé levantarme, realmente no tenía muchas ganas, pero al final me decidí. Asomé la cabeza por la puerta entrecerrada.
Izquierda... no había nada salvo un oscuro pasillo cuyo hilo musical eran los ronquidos y murmullos de la tripulación.
Derecha. Maia se alejaba como una sombra hacia la cubierta. La miré alejarse durante un segundo eterno. Bebí el resto de mi copa de un trago, dejándolo apartado de malas formas a un lado y salí tras ella.
-Joder... como se mueve el barco hoy... -Comenté para mi mismo antes de alcanzarla. El Sirenis no se caracterizaba por sus movimientos bruscos... aunque ahora que lo pensaba... quizás era por el ron.
La luna llena iluminaba con fuerza la figura de mi vieja amiga, sentada sobre la valla de cubierta. Su aura era triste y oscura. Me alertaba lo que cruzaba por la mente de la sanguinaria pirata que ahora parecia una niña con el corazón roto. Me acerqué, algo mas despierto gracias a la brisa marina y la preocupación que atenazaba mi corazón. ¿Era solo preocupación? No estaba seguro, pero queria hacer que sonriese.
-Maia... -Mis ojos se encontraron con los suyos. No lloraba, pero veía que en el fondo querría hacerlo, si recordase como. La profundidad de esos orbes era ahora mayor, por la noche, la luna o por el ron, pero quería hundirme en ellos, sin embargo, podía notar que Maia no deseaba hablar, le gustaba el silencio y ahora más que nunca lo apreciaba. Sin sentarme encima, solo apoyado, me coloqué a su lado, sujeto por la barandilla. Sin mirarla, ella no queria eso, queria ser invisible, ser pequeñita y esconderse hasta que todo pasase y pudiera volver a ser normal.
Las luces apagadas del barco, la brisa del mar. El pelo de Maia ondeaba a su derecha, liso, blanco y brillante. Como una bandera pirata completamente contraria a lo conocido. Sonreí al pensarlo, no estaría mal una bandera blanca con la calavera negra. Todos nos recordarian, no pasariamos desapercibidos. Ni para bien, ni para mal.
El calor de su cabeza sobre mi hombro era familiar, no me molestaba. Apoyé mi cabeza sobre la suya, esperando que lo entendiera como un abrazo mental. Sonreí un poco. Mirándola desde esa perspectiva, con las enormes pestañas cubriendole los ojos, su pelo suave y brillante iluminado por la luna parecía mágico e irradiante de luz, aunque en esos momentos su alma estaba en tinieblas por un imbecil sin corazón...
Abrí la boca para decir algo, pero la melódica voz de Maia, rota por todo lo ocurrido, me interrumpió. La escuché, sin hablar, atento a sus palabras, perdido en su sonido dulce, en el que jamás me había fijado.
Levanté mi cabeza cuando ella alzó la suya, torturándose por algo que no podía controlar, odiándose por ser como era, preguntándose si acaso no era digna del amor de otra persona. No quise decir nada, asi podía desahogarse, le hacía falta. Conforme hablaba, me levanté y coloqué delante suyo, mirandola a los ojos, tenía que saber que la escuchaba y comprendía, que no estaba sola por más que ese malnacido hubiera elegido a otra dama, que era hermosa, dulce y cariñosa cuando se lo proponía, también valiente y fuerte, totalmente independiente. Pero no dije nada por que eso no era lo que queria oir. Ella quería ser amada. Amada como su padre no lo hizo, como Blackboot prefirió ignorar y como nadie parecía poder hacer.
-Podrías... ¿te importaría besarme? -La petición ciertamente me sorprendió, no era algo que Maia pidiese de habitual, pero sus ojos brillantes de lágrimas no derramadas, el gesto triste de su cara con la luna llena a sus espaldas, grande, blanca y bella, tal como la mujer que ante mi pedía algo a lo que ningún hombre con dos dedos de frente se negaria.
Me acercé, sin dudar, sin pensar. Mi mano acariciaba la cálida mejilla de Maia cuando nuestros labios se tocaron. Fue un beso no muy corto pero lo suficientemente largo para endulzar cada uno de los pensamientos que mi mente había lanzado por la borda.
Me separé poco después, no queria incomodarla, ni asustarla. Solo quería seguir para siempre mirando ese inmenso cielo despejado en sus ojos, que auguraba un buen avance, donde solo faltaban gaviotas para hacer que navegase en ellos para siempre. Al abrir los mios, seguia estando allí. No había huido, ni era un sueño producido por el alcohol. Parecía indecisa. Con la mano peine suavemente su cabello, sonriéndole con cariño.
-Eres más suave que cualquier otra cosa que he tocado -Dije casi en un susurro, seguro de que ella me habría oido. La miré de reojo, no mucho. Era una dama al fin y al cabo.
-Vamos Will... ¿piropos a mi? -Una pequeña sonrisa acompañó al leve rubor que cubria sus mejillas. Parecían manzanas. Quería seguir besándola. Era extraño.
-Solo digo lo que sé, ya me conoces -Acaricié el sonrojo, no quería que desapareciera, se veía completamente diferente. Insegura, quizás no se lo creia, pero yo tampoco, lo cual sí era una novedad. Una sonrisa menos triste iluminó el rostro de la frágil pirata que había ante mi. Nunca lo superaría solo cerrándose sobre si misma.
-Maia... si quieres llorar... es el momento. Nadie te ve y yo no estoy mirando -Miró a otro lado. Parecía que se había prohibido la debilidad del llanto, pero lo necesitaba. -Por favor... Si no desahogas tu alma tendré que entrar a buscarte... Y créeme que te sacaré de allí donde estes. Me quedaré contigo si hace falta -Sentencié mirándola a los ojos, obligándola ligeramente para que no me rehuyese.
Cuando comenzaron a formarse pequeñas y tímidas lágrimas recluidas desde hacía tiempo, la estreché entre mis brazos para que pudiera aprovechar la oscuridad y el anonimato que confería el que nadie pudiera verla.
No escuché nada, pero mi fina camisa estaba húmeda. Lloraba en silencio, sin molestar, sin llamar la atención. Me pregunté cuantas veces, a escondidas en su camarote, perdió la compostura hasta el punto de tener que llorar sin que nadie en el barco la consolase. Eso me molestaba, se me hizo un pequeño nudo en la garganta de imaginarla sola, arropada, llorando en silencio mientras los demás charlabamos alegremente, ignorantes a su sufrimiento. La abracé más fuerte, intentando que todos esos momentos duros, solitarios y frios se difuminasen en su mente igual que las lágrimas desaparecían absorbidas por mi camisa.
Esperé, paciente y complice a que pudiera mirarme de nuevo. Pero no lo hizo. No alzó la cabeza en ningún momento. Entre mis brazos, un susurro con su voz me pidió algo. Algo que la Maia guerrera jamás habría pedido. La profundidad de sus heridas emocionales me hizo dar un vuelco a corazón al darme cuenta cuan ondo había llegado la traición del oficial para con su alma.
-Solo si vos venís conmigo -No me aparté, ni me moví, ella debía ser quien eligiera cuando estaba de nuevo lista para mirarme. Tardó un poquito en volver a mirar y, cuando lo hizo, le devolví una gran sonrisa. Quería que estuviera cómoda, que viera que yo no iba a huir. Conocía su lado pirata, su parte dulce y sus momentos de vergüenza y aún asi continuaba a su lado, con ella: sin alejarme, sin huir, sin temer.
Puede que no fuera su alma gemela y que solo éramos hermanos piratas y unos grandes amigos, pero aunque el mundo completo se apostase contra ella, Kath y yo estaríamos absolutamente dispuestos a defenderla, contra quien fuese para protegerla.
Tomé su mano, dándole tiempo suficiente para poder apartarla si no se veía aún preparada o prefería moverse sola. Entrelacé los dedos, acariciándole el dorso de forma distraída mientras caminábamos hacia su camarote. Iba un paso por delante de ella, sin presionarla, con un poco de espacio para ver lo que ocurría. Le abría las puertas, conocía su miedo a la oscuridad completa, al encierro y a las ratas. En silencio para no llamar la atención del resto de tripulación pues ella no quería hacerlo. Evitando las botellas derramadas en el pasillo y esperandola cuando se retrasaba aunque solo fueran dos pasos.
La última puerta que abrí: la de su camarote. Por la ventana se veía aún la luna, vigilando nuestros pasos como un buen confidente en aquella mágica y extraña noche en que Maia y yo nos curabamos las heridas.
Dejé que entrase, en silencio, sin mirarla mucho. A ella eso no le gustaba, como un ciervo sorprendido mientras pasta en el bosque. Encendí un par de las velas que había en el camarote, cambiando el color frío de la luz de luna por el brillar cálido del fuego.
Apagué la cerilla y me giré a Maia, que estaba más cerca de lo que esperaba. Sonreí y logre con ello arrancar una pequeña sonrisa en su cara. Poco a poco, poco a poco. Volví con ella, no quería que estuviera mucho rato sola, y le cogí la mano.
-¿Te importa si me pongo en el lado de la pared? -No me gustaba realmente ese sitio, no tenía preferencia, pero asi ella tenía la seguridad de notarme en caso de huida. Bromeó sobre eso -Lo último que haría ahora es huir de ti -Bueno... quizás eso se me había escapado. Miré algo nervioso su rostro, esperando no haberla molestado. Ante su no respuesta volví a mirar la vela comenzar a consumirse.
-¿Puedo hacer.. otra petición egoísta? -su voz era hechizante, aunque quizás era solo mi imaginación. Me giré para escucharla y, al contrario de lo que esperaba, su boca no emitió ningún sonido. De nuevo, los labios que hacia tiempo habian peleado ahora volvían a encontrarse. La petición no estaba muy clara. ¿Un beso? ¿Compañia durante esa noche? Mi cadera se topó con el mueble y el sentir las curvas de Maia encendió mi deseo.
No le dí tiempo a separarse y un beso apremiante siguió a otro. Falta de cariño o de amor, no me importaba en ese momento. El tope que la pared nos puso al empujarla hacia ella me ayudó a acercarme a su cuerpo. Besandola con la pasión que sentía y el ron amplificaba. Me correspondía con el mismo sentimiento, despechada quizas, pero a la vez ardiente y feroz.
El borde de la cama me impidió seguir retrocediendo y caí sentado delante de ella. Pensé que mirarme a los ojos la asustaría, ojos cargados de deseo y unas enormes ganas de demostrarle que había diferentes formas de amar. Pero no fue así, volvía a sorprenderme. Su cuerpo se deslizó gracilmente sobre el mío, cerré los ojos para centrarme en el sentido del tacto.
No hubo ruidos y, si los hubo, nadie reclamó. Fue intenso y bravo como el mar, pero suave como su piel. Ella no era experta y un mal principio la alejaria de lo que nunca había conocido. Los besos, las caricias, uno tras otro, una tras otra, nos llevaron a, por una vez, encontrar entre nosotros el significado de sentir a alguien, de un amor no romántico y una amistad más alla de las barreras.

El sueño empezaba a arrastrarme a donde Maia parecía ya estar esperandome. Acariciaba su costado con la calma que caracterizaba a ese momento. Con un beso en la cabeza, conseguí despertarla levemente, una sonrisa bastó para que mi corazón se acelerase y con ello escuchase una risa juguetona que escapaba de su boca. Quizás... estaba nervioso. Ligeramente. La miré durante un rato hasta que me quedé dormido.
....
Dormido
....
Si alguien me veia salir de allí
....
No, no debían verme
....
Abrí los ojos de golpe. No debían verme salir de allí con sonrisa de idiota. Miré a la ventana, aún comenzaba a amanecer. Debía irme, pero el calor de mi... ¿compañera? ¿pareja? ¿amiga?... Su calor no hacía más que convencerme de que allí estaba bien. Pero no, debía irme. No podía irme sin más. Subí las mantas hasta tapar su cuerpo, seguramente sentiría verguenza por lo ocurrido.
-Maia -Susurré, acariciandole la cabeza -Despierta... Deberia irme -Esperé a que su mente empezase a funcionar. -Debería irme -Repetí, más claramente esta vez. Procesando datos... Se le podía ver en la cara. "Uf... mi cabeza...." La maldita gaviota que llevabamos en el mastil no seria mal desayuno.
La escena que vi a continuación, quizás fue lo más sumamente adorable que vi en la vida. Maia, recién levantada, con ojos somnolientos, sin enterarse de lo ocurrido, se sentó, sujetandose las mantas por inercia. Repitiendo mis últimas palabras, se frotó un ojo como haría un gatito molesto por la luz y bostezó. Tras unos segundos de silencio en los que no tenia muy claro que pensaba, me miró, rodeandose las piernas dobladas con los brazos, apoyando la cabeza en ellas y me preguntó
-¿Nos vemos para desayunar? -No me moví. ¡Aj! ¡¿Por que maldita razón tenia que irme?! "La tripulación" Me reprochó una vocecilla "Ah, mierda... es verdad"
-Claro -Y, sin preocuparme por su reacción, le planté un beso, empujandola ligeramente, un beso infantil y sin significado amoroso. Le sonreí. Unos... segundos de... reacción. Noté un pequeño golpe almohadozo de la sonrojada Maia que se escondió bajo las mantas, aún dejando pequeños trozos de piel al descubierto, entre ellos, media cara en la que se dibujó una pequeña sonrisa.
-Te odio -Dijo una voz para nada enfadada. Sonrei como un completo imbecil.
-Lo sé -contesté y aproveché que Maia se ocultaba para vestirme -Nos vemos luego -Un pequeño demonio piratesco apareció en mi hombro. ¿Debía? ¿No debía? ¿Debía? Al final opté por no decir nada y salí de allí en silencio. Me fui a mi camarote lo justo para cambiarme y salir, como todas las mañanas, estirandome y con quejas de la maldita cama.



Última edición por Adamaris el Lun Ago 16, 2021 6:23 pm, editado 1 vez

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FINAL NO OFICIAL 3/3
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Volví a abrir los ojos después de dar otra vuelta. Mi mente me atormentaba, nunca lo había hecho hasta aquellos días... Mire mi camarote, esa noche había dejado una vela encendida cerca de mi cama con la idea de que al no estar a oscuras no haría que las tinieblas se abalanzaran sobre mi. Aunque obviamente era un error.
Me di la vuelta para dar la espalda a mis armas, a la puerta, a la vela, a todos en el barco. Nadie entendía lo que me estaba pasando, nunca había sentido un vacío... siempre había tenido un objetivo, ahora carecía de él, pero aunque quería hacerme a la idea que era aquello lo que me atormentaba sabia que no era así. El lecho se me antojaba grande y vacío, cosa de la que hasta ese momento no me había dado cuenta.
Habían pasado días desde que me entere. El oficial se había quedado con Emeline, nunca me había dado cuenta de esa relación, absorta en mi mundo de sangre y egoísmo. Volví a darme la vuelta en la cama. Allí estaba la vela de nuevo, consumiéndose, arrojando luz aunque no claridad, me senté mirando el fondo de la habitación.
Por mi mente rondaba, cada minuto de las ultimas noches,  la pregunta de si no era digna de poder levantarme con alguien que no me tuviera miedo, que supiera sacar mi parte buena. Empezaba a dudar que la tuviera. Alguien que durmiera conmigo sin esperar nada a cambio y no pensara que lo iba a asesinar al menor cambio de humor. Bromear con él sobre cualquier cosa sin que saliera corriendo ante una mueca de desagrado mía.
Era un monstruo. Suspire, larga y profundamente. Era obvio que no iba a poder dormir, me levante para alejarme y escapar de aquella cama que era recordatorio de mi negada actitud a ser amada. Salí de aquella cárcel, deje atrás mis lecho, mis armas.. Ahora que no tenia ningún objetivo en mi vida... ¿Que me quedaba?  Kath tenia a Amir y Lily a sus padres, Davy tenia a Dulce... y todos tenían un objetivo. Familiar, de ganancias, de amoríos.
Atravesé el pasillo a oscuras  haciendo caer unas botellas de alguna fiesta que había tenido lugar hacia ya horas. Era tarde así que supuse que todos dormían, una noche preciosa, despejada, de luna llena. Me acerque a la borda dejando que la brisa marina meciera mi pelo con delicadeza y me senté en ella.
El mar siempre había calmado cualquiera de mis instintos pero no estaba del todo segura de donde me sentía peor, si metida bajo cubierta o allí... donde parecía que todos mis pensamientos y vulnerabilidades afloraban.  
Miraba fijamente el chocar del agua contra el barco, pues la luna y aquellas estrellas parecían querer burlarse de mi, iluminándolo todo, acentuando mi oscuridad interna. Quizá era otra señal de que debía estar sola, en mis libros solo las bestias mas sedientas de sangre reaccionaban ante aquella luna...
Una voz lejana reclamaba mi atención, me giré para atender la llamada... necesitarían un verdugo, torturador o algo similar , se burlo mi mente de mi.
Observe a la persona que se acercaba, no quería saber nada de nadie... Will llevaba el pelo revuelto y parecía que tampoco había dormido demasiado, una mirada rápida y una sonrisa triste aunque, no estaba muy segura de si era por el o por mi, fue lo único que obtuvo.
Yo no quería hablar, y parecía notarlo. Se apoyo a mi lado sin decir nada. Nunca pensé que su simple compañía fuera a hacer tanto bien por mi, apoye mi cabeza en su hombro, aun espantando fantasmas y pesadillas que iban de un lado a otro. Siempre tenia que ser la dura de la tripulación desde la casi inminente muerte de Davy no había vuelto a derramar ni una lagrima. Ni por la muerte de mi madre, de mi padre, ni cuando él cogió la única vez que había querido y lo rompió, y pisoteo los pocos trocitos que quedaron.. podría enumerar tantas ocasiones, pero la ultima vez que lo hice cargue a los demás con un trabajo que me correspondía a mi, Kath perdió los nervios , Dulce parecía perdida... Y... ni siquiera había llorado por mi. Lo había hecho por otra persona... ¿Podía llorar por mi misma?
Mi acompañante poso su cabeza sobre la mía en silencio. Su pelo me hizo cosquillas cuando tocó mi cara, pero no me moví.. solo seguía observando el suelo. Ahora la burlona luz de la luna hizo que la silueta de nuestras sombras, oscuras ,y alargadas, desparramadas por la cubierta parecieran lo que no eran. Quizá era mi cabeza en busca de seguir atormentándome. No lo entendía, estaba llegando a mi limite. ¿Porque? ¿Porque yo no podía ser correspondida por nadie?
-¿Qué.. tengo de malo? -En mi cabeza ya no cabían mas preguntas, más cavilaciones... -No.. ¿No hay nadie que sienta algo por mi? Nunca me han querido, me he dado cuenta de que no tengo derecho a ser amada, soy un monstruo.. o similar... no recuerdo si mi madre me quería. Mi padre es obvio que tampoco lo hizo.. como voy a saber hacerlo si nadie me enseño... -Mi ahora confesor no decía nada, tampoco me paraba y no sabia si se lo agradecía o deseaba que lo hiciera. Levante la cabeza y se aparto de mi para ponerse en frente. Mi mirada encontró la suya, encontré un  brillo que me tranquilizaba, no sabia que estaba pensando. Con Will nunca lo sabia, pero allí estaba.
-Podría contar con una mano las veces que creo que tuve afecto en mi vida... -quería sonar enfadada pero no podía no tenia fuerza -y ahora... pensé que yo era algo para él...tan.. ¿monstruosa soy? -negué silenciosamente... ni siquiera me habían besado nunca. Ese nuevo pensamiento hizo eco en mi cabeza. No me habían besado, era gracioso, tenia  alrededor de 26 años, año arriba año abajo. Mi hermana Kath tenia una hija! y a mi no me habían besado! Ni una sola vez! De nuevo mi cabeza quería sonar enfadada pero no podía.
Mis ojos vagaron por el cabello de Will , dios siempre lo llevaba hecho un desastre y aun así le favorecía, hacia destacar esa mirada traviesa y curiosa y que solía tener. Aunque ahora parecía atravesarme, leerme por dentro y querer consolarme a pesar de que él tenia su drama también. Allí estaba , plantado delante. Para mi, por mi.
-Will...- mi voz sonaba mucho mas frágil de lo que me gustaba que sonara, aunque en aquel momento tampoco quería llamar la atención, ni siquiera sabia lo que estaba haciendo -Podrías... ¿te importaría besarme? -no sabia porque lo hacia, o si, quería experimentarlo, aunque no fuera un beso de amor, ni largo. Solo.. quería imaginar que se sentiría cuando alguien se inclina a besarte, un beso lleno de amor y ternura que esperas, el roce de los labios con los de otra persona...
Aunque al principio pareció sorprendido no lo dudo mucho, acercó su rostro al mio. Mientras con una de sus manos acariciaba mi mejilla, nunca había hecho eso así que sin poder evitarlo estaba nerviosa. Sus labios tocaron los míos finalmente, había cerrado los ojos como solía hacer la gente que veía, pero no sabia porque. Tenia los labios suaves pero firmes. El contacto de nuestras bocas no fue larga aunque tampoco fue un beso con prisa, como el que se quita un problema de encima. Había sido dulce, reconfortante... y aunque había sido una triste petición de una chica hundida a un pillo que siempre aparece en el mejor momento había sido mas intenso de lo que había esperado. Abrí los ojos y encontré los de Will allí.
No parecía querer huir, no se había ido a buscar a alguien con quien jugar a los dados, ni tenia ningún tipo de sonrisa burlona en su rostro. Peino mi cabello con suavidad, quizá tendría que usar ahora la otra mano en cuanto a muestras de afecto. Susurro un halago, pero solo estaba yo para recibirlo... debía de haberse confundido.. no, no... parecía que me lo decía a mi.. ¿a mi?
-Vamos Will... ¿piropos a mi? -una sonrisa fugaz apareció en mi rostro seguido de un leve rubor, seria idiota...entonces menciono lo de que era un bocazas, una sonrisa que tardo mas en desaparecer que la anterior paso por mi cara. Era un idiota... pero por una vez no era ese idiota que perseguiría para gritarle, o tirarle algo a la cabeza...
Aquella sonrisa rápida que sabia que había pasado involuntariamente por mi cara y aquel primer beso habían endulzado ligeramente la noche. No tanto como para lo olvidara todo, o no me diera cuenta de lo triste que era pedir a alguien que te besara... y mas cuando en parte podía sentirse obligado. Aunque no parecía ser el caso de Will , miraba sus labios mientras el parecía buscar algo mas que decir. Entonces me ofreció la posibilidad de llorar. Desvié mi mirada hacia otro lado. Yo no lloraba, no podía hacerlo. ¿Por mi? ¿En que me ayudaría? Hizo que volviera a mirarlo a los ojos, nunca me había parado tanto tiempo a contemplarlos. Palabra tras palabra que pronunciaba parecía acompañarla con ellos.. Aunque no podía, no quería, no debía llorar... todos los sucesos y sentimientos acontecidos desde hacia tiempo se agolpaban uno detrás de otro queriendo salir en forma de lagrimas.
Él me abrazo, apoye la cabeza en su pecho. No podía soportarlo un nudo en la garganta prometía hacer que me asfixiara si no dejaba escapar algo, entonces solo fue cuestión de unos segundos de que la primera y mas valiente de todas las lagrimas empezara a escurrirse por mis pómulos. Detrás de esa se peleaban por salir todas a la vez... pero no quería que nadie me viera, que nadie se enterara.. ni yo misma quería ser consciente de aquel arrebato de debilidad y autocompadecimiento.
Parecía que había notado que lloraba, sus brazos se estrecharon mas fuerte sobre mi. Poco a poco las lagrimas fueron cesando, dejaron de salir para solo dejar un rastro salado en mi cara y en su camisa. De todas formas no quería moverme, no quería separarme... cuando lo hiciera todo lo que acababa de salir volvería a atormentarme y parecía que desde allí , aunque lo veía no usaba toda la artillería pesada contra mi.
Olía a ron, Will olía ligeramente a alcohol. Como lo hacia últimamente a todas horas... pero nunca me había acercado tanto como para darme cuenta que debajo de eso su fragancia era una mezcla de la brisa marina y la vegetación con algo cálido. Quizá madera... o tierra... no tenia ni idea , pero estaba ayudándome a dejar de pensar en todo.
De nuevo no quería separarme , pero tampoco podía obligarlo a estar toda lo noche allí de pie, solo porque me hiciera sentir mejor.
-¿ ... te.. quedas conmigo esta noche? - susurré lo justo para que me escuchara. Me sentía avergonzada, insegura, de nuevo otra petición rara, indecente , que podía tomarse como una demanda y no como una pregunta... pero no quería volver dentro, no quería quedarme sola y en ese momento no podía imaginarme a nadie mejor para acompañarme. El también tenia su drama, y estaba sufriendo por mi amiga Kath... lo había notado.. aunque supongo que no había tenido su misma fortaleza para dejar de lado lo que me afligía y acercarme.
Esperaba una respuesta quizá evasiva, aunque no había demostrado nada así aquella noche. Pero sus palabras hicieron que una vez mas algunos de aquellos fantasmas volvieran a ese cofre donde debían estar. Tarde aun unos segundos en levantar mi cabeza y mirarlo y cuando lo hice no se le ocurrió otra cosa que sonreírme, de forma sincera, brillante y deslumbrante.
No entendía porque estaba tan cómodo, porque no huía, porque intentaba entenderme. Tenia gracia, siempre andábamos tirándonos hachazos, incluso alguno literalmente y hoy... alguien nos había juntado allí. Dos almas perdidas, que no encontraban un rumbo fijo, que no veían la salida de aquel túnel en el que entraron hacia tiempo o en el que estaban y no se habían dado ni cuenta.
Sentí como su mano cogía la mía de forma delicada, muy suave. Entrelazo sus dedos con los míos mientras habíamos comenzado a andar. Iba delante sin soltarme, tampoco quería que lo hiciera. Iba un paso por delante de mi, uno y medio como mucho. Lo miraba de reojo mientras andábamos, a pesar de conocernos desde hacia tanto, no me había dado cuenta de casi ninguna cosa. Era algo mas alto que yo y a pesar de estar a oscuras y haber bebido se movía con mucha soltura. Abría las puertas, apartaba las botellas para que yo no tropezase, no dejaba que me rezagara, tampoco es que fuéramos deprisa... Will acariciaba mi mano distraído en el camino. Nunca me había parecido que algo tan banal como llevar a alguien de la mano podía dar tanto que pensar.
El final de nuestro paseo concluyo en mi camarote, él entro primero. Yo no quería... allí estaría de nuevo el la luz de aquella única vela que se burlaba de mi, que enmarcaba mis armas tiradas por el suelo. Que señalaba mi verdadera naturaleza, no quería que Will la conociera, aunque claro, él sabia de sobra como era.
Ningún destello escapo por la puerta abierta, se había consumido entera. Entre en el camarote en segundo lugar y cerré la puerta mientras Will me había soltado para encender a las hermanas de la que había sido mi torturador aquella noche.
Esperaba temerosa que aquellas velas tuvieran el mismo efecto que había tenido la anterior, pero el fuego se torno cálido.
Me había acercado unos pasos a Will cuando estaba por encender el fuego y me había quedado allí plantada, atontada por el diferente efecto que habían tenido sus velas y la mía. Cogió mi mano de nuevo, haciendo que centrara mi atención en él y no en las armas que reposaban en alguna esquina de la habitación. Tampoco en la luz indiscreta que entraba por la ventana o en la luna que parecía observar con descaro lo que ocurría en el camarote. Solo en él.
Pregunto si podía quedarse en el lado de la pared, otra sonrisa había escapado.
-Así no podrás huir -de nuevo allí estaba, esa voz... triste, fragil, odiosa. De nuevo obtuve una respuesta, directa , sincera que hizo que algo se tambaleara en mi.
No entendía que era esa sensación que como el encender de una chimenea había empezado aquella noche a cultivarse en mi. No quería que se fuera, tampoco quería que otra persona estuviera allí. Solo nosotros.  Quería que volviera a abrazarme, que volviera a besarme. Que terminara de meter en el cofre todo aquello que me había atacado aquellas noches. No quería que volvieran.
-¿Puedo hacer.. otra petición egoísta? -pregunté haciendo que dejara de mirar como se consumía la vela para girarse hacia mi. No dije nada, tampoco había nada mas que decir. Acorte el espacio que me separaban de él y por ultimo de sus labios. Un beso tímido e inseguro al principio. Will no dejo que me separara, no dejo que me disculpara por si lo había molestado, aunque pareció que lo había pillado por sorpresa pues su cuerpo encontró el mueble que tenia al lado.
Enlazo mi beso con otro, este no era mio o suyo, era de ambos. Ahora la que había encontrado la pared entre beso y beso , cada uno mas ardiente y apasionado que el anterior, había sido yo. Aquello hizo que acortara rápidamente la distancia entre su cuerpo y el mio.
El corazón me martilleaba en el pecho de forma desbocada, no podía, ni quería pensar. Ahora era yo la que avanzaba hacia él, queriendo sentirlo cerca. Quería que me acariciaría, que siguiera cada una de mis curvas con la mirada, con las manos.
Nuestro avance por el reducido camarote topo con la cama, Will quedo sentado delante de mi. Sus ojos parecían querer seguir con aquello, sus labios me gritaban que los volviera a besar y mi cuerpo que le devolviera el calor que hacia unos segundos lo envolvía, me deslice suavemente sobre él, dejando que todo lo que mis sentidos pedían lo obtuvieran. Con cierto nerviosismo porque no tenia ni idea de lo que estaba haciendo , pero segura de que no quería que aquello dejara de pasar .
Igual que me había ayudado de forma suave y delicada a deshacerme de mi ropa, aquella noche  Will había cogido la mascara que solía dejar que la gente viera de mi y se deshizo de ella. Seria el primero que dejaría que viera mi desnudez, mi vergüenza, mi lado menos agresivo y por aquellas horas que había sido mi confidente , mi  amante, mi amigo y esa persona que no huiría de mi en el menor momento quizá también la parte dulce que hasta yo misma desconocía.
Nunca pensé que algo pudiera ser tan intenso y ardiente, y a la vez sincero, dulce , cariñoso. Me había apoyado en él usándolo de almohada después de aquello y entre emoción y emoción me había quedado dormida.
Un beso en la cabeza hizo que abriera ligeramente los ojos, lo mire aún mas dormida que despierta. No se había ido, aun estaba conmigo, ocupando el hueco de la cama que a mi me sobraba , no pude evitar sonreír y reírme por la cara que había puesto. Para acurrucarme de nuevo como estaba y volver a caer en el mundo de los sueños.
Como hacia unas horas alguien me invocaba por mi nombre, no quería despertarme. Estaba cómoda, mas palabras... Alguien me había traído al mundo de los despiertos de nuevo. Debería irme, eso tenia un significado.
-Debería irme -repetí en voz alta lo ultimo que había escuchado mientras comenzaba a funcionar. Frote uno de mis ojos aun dormida procesando aquella frase y también el locutor de esta. Bostece, era Will, aun estaba aquí. Sabia pero no quería reconocer porque aquello me hacia feliz. Ya sentada y mas despejada rodee mis piernas con los brazos, la cabeza me pesaba a horrores , quería seguir durmiendo.
-¿Nos vemos para desayunar?- su respuesta afirmativa ilumino ligeramente la mañana. Y después me empujo. No... me beso, me beso y me empujo! ¿Porque me empuja? no no ese no era el orden correcto de los pensamientos. Note como me sonrojaba y le pegue con la almohada, para volver al refugio de mis mantas y que no viera la sonrisa que se había formado en mi cara.
-Te odio -añadí acurrucándome de nuevo. Dijo que lo sabia y me vi tentada a lanzar el almohadón cuando se había levantado, pero tenia sueño, y después debería levantarme a por él. Espere a que saliera del cuarto para darme la  vuelta. Un minuto, dos minutos.
Con las manos y los pies revolví todo lo que me tapaba, roja por ese idiota. Terminé destapada con las mantas por el suelo y la habitación en silencio. Me senté en la cama y me puse en marcha.

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