-Nombre: Abiah Fénix
-Edad: 21
-Sexo: Desconocido
-Facción: Oceanía (Islas Fénix)
-Talento: Tiene un gran talento para aprender a la perfección cualquier tipo de arte marcial y tipos de lucha tanto cuerpo a cuerpo como con armas antiguas (Espadas, arcos, etc).
-Personalidad: Tiene una personalidad muy fuerte y carismática, aunque para los desconocidos o la gente que le cae mal (Qué suelen ser bastantes personas) es alguien borde y con un humor bastante negro. No suele mostrar expresiones en la cara, al menos no en público. La única que hace es fruncir las cejas para mostrar su enfado. Aunque no es alguien simpático ni agradable a primera vista, tiene un gran corazón e incluso hará cosas buenas sin importarle que parezcan otra cosa. Cuándo conoces mejor a Abiah, puedes ver su cálida sonrisa y su auténtica personalidad, amante de la naturaleza y de las artes de lucha. Siempre te ayudará y te brindará su apoyo. Algo que no cambia es su sinceridad, no dirá algo que no piense a menos que lo crea extremadamente necesario. Con el tiempo uno se da cuenta de que protege a quienes quiere y defiende sus creencias hasta el final. Tiene gran ambición en mejorar y aprender tipos de lucha, y en mejorar la primera impresión que da a las personas, ya que desde hace tiemo quiere cambiar y demostrarle a la gente que verdaderamente es una persona amable y amistosa.
-Imagen: Abiah tiene el cabello naranja fuego, lo mantiene corto para que no le moleste cuando entrena. Su mirada es fría y muy amenazadora, además de la indiferencia que muestra en su rostro. Sus ojos brillan naranjas como las llamas y cuando se enfada parece que ardieran. Tiene un tatuaje que cruza de encima de su ojo derecho hasta pasar su mejilla, es del mismo color que su cabello. A diferencia de lo que mucha gente piensa tiene poca musculatura, que lo hace ver bastante débil. Usa ropas cómodas todo el tiempo sin importarle el aspecto extraño que pueda dar. Abiah tampoco tiene forma alguna, por lo que nadie ha sabido incluso ahora ya con 21 si es un chico o una chica. Rara vez habla por lo que es difícil saberlo por su voz y cuando lo hace es una voz tan neutral que desconcierta a cualquiera.
- Spoiler:
-Historia: Nací en una pequeña isla llamada Rawaki que pertenecía a un conjunto de islas. Las casas estaban separadas por kilómetros incluso por el mar ya que todas las islas de alrededor formaban una gran familia de 47 personas con multitud de culturas y razas diferentes. Mi padre era algo así como el líder del grupo, ayudaba a cultivar y a cazar pues aunque el mundo había cambiado, nuestra vida seguía siendo como la de cientos de años antes sin ninguna interferencia ni problema. Eso era lo que yo pensaba hasta los tres años, con mi tercer cumpleaños mis padres me explicaron que para mantener nuestra cultura yo sería un hombre, eso era algo que todavía no había llegado a entender hasta cumplir los cinco. Desde tiempos remotos el primogénito del jefe sin importar su género era convertido en el defensor de la isla y entrenado para ello desde pequeño.
Ese mismo año nació mi hermana pequeña a la que le cogí mucho cariño pues ya tendría alguien con quién jugar. Con seis años empecé mi entrenamiento con un extraño arte marcial que casi todo el mundo desconocía, sin embargo me resultaba divertido y fácil aprenderlo, tanto que en poco más de cuatro meses ya había dominado por completo aquel estilo de lucha. Esto sorprendió a mi padre el cual como premio me dejó explorar la isla, sin esperar a que se lo pensase mejor me fui en busca de aventuras en las cuales no encontré nada en absoluto. Solo encontré una casa en lo alto de la montaña que estaba más lejos de mi casa... esos eran mis vecinos, como una persona normal de 6 años y medios, ni siquiera me planteé el seguir adelante. Llamé a la puerta y me abrieron, era una mujer y su hijo de una edad más o menos igual a la mía que parecía un debilucho. La mujer era muy amable y me invitó a comer un poco y si quería incluso a dormir, algo que tuve que rechazar por que no había avisado a mi madre, había descubierto unas personas agradables en un sitio no lejos de casa.
Al poco de cumplir los 7 mi padre trajo a un amigo suyo para que me enseñara a entrenar con un arma muy extraña a la que más tarde llamaría espada de un filo. Como la vez anterior empecé con dificultad, pero pasaban los días y mejoraba considerablemente. Por las noches y cuando tenía tiempo libre me marchaba de casa para visitar a Lielve y a su madre, Liel se había convertido en mi mejor amigo, era muy tranquilo y tenía que obligarlo muchas veces a que saliera fuera de casa y jugara conmigo a correr o a explorar, a pesar de todo eso nos llevábamos bien y de vez en cuando yo aceptaba hacer lo que él quería para así contentarlo.
Cada dos meses todas las personas de las islas fénix venían a Rawaki y hacíamos una pequeña fiesta- reunión en la que los mayores hablaban de cómo iban los cultivos, la pesca y todo eso y los pequeños nos marchábamos a jugar por algún lado. Sólo éramos 5 niños contándome a mí y a Liel... y excluyendo a Denra mi hermana pequeña que todavía no podía jugar con nosotros. Aunque fuéramos sólo cinco éramos un grupo que llamábamos la atención, yo era fuerte, alegre y muy carismático, Liel era tranquilo, amable y bastante inteligente, la chica del grupo era agradable, guapa y divertida, y los dos gemelos eran de lo más reboltosos, bromistas y simpáticos. Sí, formábamos un gran equipo cuándo nos juntábamos.
Ya con 10 años había cumplido todas las expectativas de mi padre incluso más, él era feliz de que cada dos tres meses tuviera que cambiar de profesor por que el anterior no tenía mucho más que enseñarme, siempre me decía que yo sería el mejor defensor que las islas fénix tendría jamás, aunque sólo era un título me gustaba contentar a mi padre así que nunca le dije de mi sueño de explorar el mundo y aprender todas y cada una de las formas de luchar que existían en el mundo. En esa época me gané mi tatuaje alrededor de mi ojo derecho que como era tradición se le hacía a los niños y niñas que destacaban en algo.
Por esa época mi madre empezó a enfermar, al parecer desde pequeña le habían diagnosticado una enfermedad incurable, a la que solo se la podía retrasar con unos medicamentos que le darían una vida bastante larga como para llegar a los 60 o 70, pero había dejado de tomar por que estaba de nuevo embarazada y a diferencia de cuando los dejó en las otras dos ocasiones, esta vez murió.
Mi padre no pudo superar su pérdida, y cada vez empeoraba más. Siempre estaba enfadado o borracho, y no paraba de exigirme más, y lo que había sido algo que me gustaba y disfrutaba, se convirtió en un trabajo el cual era cada vez más difícil. Ésto hacía que mi actitud fuera cambiando y ya no era la persona que todos habían conocido alegre y con energía, mi cara tan solo mostraba indiferencia y de vez en cuando malhumor. Tan sólo mi hermana, Liel y mis amigos de las otras islas conseguían que volviera a ser yo.
Un día caluroso de invierno ya cuándo tenía doce años, desapareció mi padre, nadie sabía a dónde se había podido marchar, hasta que pasados dos días lo encontramos muerto en uno de los acantilados, se había caído al perder el equilibrio por culpa de su borrachera. Desde ese día no hubo ni uno que no le maldijera por habernos abandonado como si él hubiera sido el único que sufría la muerte de nuestra madre. Al poco tiempo Liel y su madre se trasladaron a nuestra casa a que era más grande, con mejores cultivos y con un pequeño puerto. Volvíamos a ser una familia, pero yo no pude volver a ser feliz, seguí con mis entrenamientos sin pensar que esto era para lo que mi padre me había preparado y no algo que yo decidiera voluntariamente.
Con Liel en casa todo era más divertido, incluso me enseñó a dibujar y a pintar, cosa que desde pequeño se le había dado genial. Tanto que con 13 años le hicieron su tatuaje, gracias a lo bien que dibujaba y a que lo llevaba a hacer excursiones por ahí, había creado multitud de mapas que ayudaban a guiarse por senderos remotos.
El tiempo pasaba y yo tenía más responsabilidades, como era guiar una cacería o viajar a cada isla para ver que sus habitantes estaban bien. No era jefe pues todavía no tenía la edad y porque eso era una votación a la cual no quería asistir ni participar. Con 15 empecé a ejercer de defensor, algo muy diferente de lo que me esperaba, simplemente era vigilar, y explicar a los guías de los extranjeros los lugares por los que mejor no pasar si querían seguir vivos.
Por fin a mis 17 años, salí de allí y me fui por el mundo junto con Liel. Su madre nos costeaba parte del viaje, y lo otro lo conseguíamos con nuestras habilidades, era extraño ver a dos fénix por el mundo, era muy bien conocido lo salvajes y los bestias que éramos además de que no solíamos salir de nuestras tierras. No entendía el por que nos llamaban así solo por vivir cómo queríamos en armonía con la isla, tampoco me importaba mucho como me llamaran, no podía negar que era bastante bestia.
Allá a donde fuéramos tomaba clases de los tipos de lucha que se daban en esos lugares: esgrima, capoeira, boxeo, kárate... etc. Solía quedarme el tiempo suficiente cómo para aprender por completo y luego cuando me hacía un poco famoso marcharme a otro lugar a practicar otra cosa. Cada cierto tiempo volvíamos a casa para ver a mi hermana y su madre a la que ahora llamaba tía. Hasta que una de esas veces me encontré con que unos tipos habían venido a mi casa y llevaban cosa de un mes esperando a que volviera para decirme que por mis habilidades me habían elegido para otorgarme el don Pegasus. Se enfadaron mucho cuando me negué rotundamente y los eché de mi casa... seguramente no los habían rechazado nunca y los habían echado de una casa a patadas. No me interesaba todo eso del caballo con alas y bla bla bla, simplemente quería vivir mi vida cómo quería y que nadie me molestara con patrañas y cosas raras. Aquellas personas que ya eran pegasus no volvieron a presentarse en casa viendo que para mi eso era como entrar en mi privacidad, y yo volví a las andadas con Lielve. Éste se estaba volviendo bastante famoso por sus obras de arte, pero cómo nunca dijo que él las creaba, los tipos extraños no supieron que él era el gran dibujante y pintor que firmaba con el nombre de "Ceniza".
Los tíos estos no paraban de molestar, aparecían cada dos por tres sin importar a dónde fuéramos nos encontraban, al principio me enfadaba y me daban ganas de apalizarlos por acoso, pero medio año después dejé incluso de prestarles atención había aprendido como darles esquinazo y como evitar que me vieran de primeras. Me había cansado de su insistencia, a la que admiraba bastante porque después de más de medio, seguían allí ofreciéndome unirme a aquello del caballo con alas nunca había dejado que hablaran, simplemente ponía cara de enfado y huía de aquellos que querían impedir que terminara mis entrenamientos. Un día, ya con 21 recién cumplidos, me los encontré de nuevo y a diferencia de las últimas veces en las que me ocultaba para no ser visto, esta vez me dirigí hacia ellos para hacerle una única pregunta ¿Esto del Pegasus me va a estorbar mucho?
-Prenda: Lielve
-Poderes:
Proyección astral o proyección mental: Experiencia extracorporal dodne el "cuerpo astral" o "espíritu" se separa del cuerpo físico. En caso de que el cuerpo físico fallezca, la persona queda atrapada en el "mundo astral" o "mundo de los espiritus" sin forma de salir, salvo muriendo. De igual forma, en caso de que sea el espiritu el que muera, el cuerpo queda en un coma irreversible.
--Mientras estan en esta forma intangible ves lo que otros no pueden ver, de la misma forma que te vuelves invisible para todos.
--Conforme más lejos de tu cuerpo estés, más dificil te es moverte y concentrarte, y más cosas extrañas ves.
-Gustos:
+ Comida
+ Personas que no son creídas
+ Golpear a las personas creídas
+ Aprender cosas nuevas
+ La naturaleza, en especial los animales
+ Ver a Liel dibujar
+ Entrenar todo lo que ya sabe
-Disgustos:
+ El alcohol
+ Los estruendos
+ Las rosas
+ Su padre (Aunque ya este muerto)
+ La tecnología en general (No se le da bien y eso le molesta)
+ Que no le dejen comer en paz
+ Los que hablan mal de algún ser querido suyo
-Extra:
+ Adora a su hermana.
+ Tiene multitud de armas que le han ido dando sus anteriores maestros como un regalo por ser buen aprendiz.
+ La amistad que tiene con Lielve es muy fuerte, pues gracias a él no se convirtió en una persona fría y cruel.
+ Hace tanto ejercicio que luego come en enormes cantidades, las personas normalmente creen que es un monstruo por ello.
+ Tiene mucha fuerza, velocidad y resistencia, pero lo que se dice inteligencia... es bastante común, tirando para escasa.
+ Es capaz de comer cualquier cosa que se diga que es comida, sin hacerle asco a ninguna de las cosas más extrañas.
- color de roleo:
f07a30